No es motivo de celebración que se apruebe la despenalización del aborto y que las parlamentarixs que votaron a favor lo festejen de esa forma. El parlamento esta para escuchar las demandas de los pueblos y territorios y nosotras hemos gritado lo suficientemente fuerte y constante nuestras demandas. Creemos que esa es su pega y justifica la labor con sus sueldos millonarios.

No olvidar que la lucha por la despenalización del aborto y la demanda por que sea libre, seguro y gratuito comenzó en la calle avivada por la gran marea verde latinoamericana de mujeres que dijeron BASTA de decidir sobre nosotras.

En el Chile desigual e injusto en el que habitan nuestras cuerpas no somos consideradas sujetas de derechos, autónomas y libres. El estado, la iglesia y la opinión pública nada tienen que hacer a la hora de decidir sobre el uso de nuestros vientres. No es de materia pública lo que ocurre en ellos. La maternidad será deseada o NO SERÁ.

¡Por una verdadera ley de despenalización del aborto, una política de salud pública para practicarlos y sin objetores de conciencia!